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1 de junio de 2024
No hablo con Coudert desde la cuchillada del último fin de semana, pero hablo mucho con Miguel y el Presidente por la inminente transmisión de la gala. Jimena ha vuelto a salir de su tienda, a la fuerza, por los preparativos.
Hace días que intento averiguar entre las titulares quién es la estrella invitada por la que tanto se ha jugado Coudert.
He aprovechado los tiempos compartidos en el vestuario, en la preparación de la gala, un paseo nocturno con Fernández, que buscaba alguien que la acompañe a ver a las cabras, pero nadie le hacía caso.
De primeras, nadie lo sabe, pero cuando digo lo que he oído sobre ella, que Jimena la respeta, todas suponen que se trata de alguien concreto, pero ninguna ha querido decirme quién es.
Quizás es porque ellas se acercan a mí para compartir un momento y yo me acerco a ellas solo cuando necesito algo. Me gustaría hacerles saber que, pese a mi obsesión por el trabajo, de verdad disfruto pasar tiempo con ellas.
Un nuevo misterio.
He intentado resolverlo tirando de la lengua de Andrea, que sabe más de fútbol que yo, de Claudia, que es parte del club hace 20 años, e incluso con el nuevo realizador, por probar - y por humillarme ante su risa gélida.
En la ciudad deportiva no he encontrado nada. En internet, sospechas. Estas son las candidatas. Su madre, pero qué sentido tendría. María Marta, quizás, para dar un concierto. Alina, la única periodista a la que concede entrevistas.
La otra opción es que se trate de un futbolista hombre, uno de sus ídolos de niña, que al llamar ‘estrella’, pues cambia el género. En su habitación, en casa de su madre y en la tienda, tiene un póster de Ronaldo (el brasileño).
Muchas de sus compañeras también tienen como referentes a futbolistas hombres. Lo sé por las entrevistas.
¿Quién tiene el poder de convencer a Jimena de renovar?
Quizás entre las lectoras tienen más ideas.
Los preparativos.
El Presidente ha comprado un vestido rojo y largo, pero fresco, para que Jimena use en la gala. La ídola se ha negado a ponérselo. Le parece una vulgaridad y quiere vestir lo mismo que las demás.
Pensando en eso, Coudert ha mandado a estampar los números de las jugadoras en las camisetas de entrenamiento del equipo, pagado de su bolsillo. Todo lo anterior lo sé por Verónica.
Andrea ha abierto la puerta de mi tienda de par en par y ha girado el escritorio y las tres cámaras. Ahora, a mis espaldas se verá el escenario de la gala. Será una transmisión de calidad.
Yo estaré aquí, y me temo que de aquí no podré moverme hasta el final de la noche. Miguel ha venido con los catorce operadores de cámara - en un coche aparte - y se ha instalado en la unidad móvil.
La transmisión.
Las quince cámaras de la plataforma - enchufadas a quince generadores eléctricos - apuntan a diferentes espacios y jugadoras en el campo de juego, la noche es cerrada, pero todo está iluminado por velas y antorchas.
Las titulares están sentadas a una mesa frente al escenario emplazado en las gradas, beben una crema de remolacha tibia que ya empiezan a retirar las aficionadas que ejercen de camareras.
Detrás de esa mesa hay otra con doce juveniles, entre 11 y 15 años, sentadas en sillas un poco más pequeñas y comiendo cereales con leche. La madre de una y el padre de otra, a la cabecera, llevan un chaleco que pone ‘tutor’.
El show.
Sobre el escenario, una juvenil, de unos 12 años y con el uniforme del Trueno, hace trucos muy virtuosos con un balón de fútbol. Al acabar, desata una cadena de aplausos y se despide sonrojada, pero con un saludo elegante.
Machado está sentada sobre un generador a gasolina a un lado del escenario. Le acerca un micrófono al Presidente, que se ubica en el centro. Andrea, mi Andrea, tiene sobre el hombro una cámara libre, y la apunta al Presidente.
“Buenas noches”, dice el Presidente al micrófono, lleno de sí mismo, más que nunca. “Gracias a todas por estar presentes en esta gala tan especial para el Trueno. Es un honor para mí presidir esta institución”.
Tiene su guion bien estudiado y no titubea. Camina por el escenario con gestos dramáticos, pero casuales, mirando sobre todo la cámara de Andrea. Sabe que la plataforma tiene alcance internacional, y es su momento.
Parece que en esta historia un sueño sí se cumple, aunque no sea el que más nos importa. No me lo ha confesado nunca, pero puedo asegurar que el Presidente siempre ha querido expandir su ego por el mundo entero.
“Hace solo tres años he llegado a este club, y nunca imaginé que acabaría siendo también un hogar. Para mí, para mis hijas, y para tantas otras socias. Y ahora también para las suscriptoras de la plataforma”.
Las hijas del Presidente están a un lado del escenario. Al oír ‘hijas’, la mayor atina a salir. Camina hacia el centro del escenario y la más pequeña la sigue. El Presidente les hace señas para que regresen por donde han venido.
Ahora es Vivas quien tiene el megáfono de Coudert, y le ha puesto baterías: “¡Es la noche de Valeria!”, grita desde la mesa y a través del megáfono.
“Por eso mismo”, dice el Presidente. “Sin más preámbulos, quiero ceder la palabra a Coudert: la entrenadora del Trueno”.
Mi nueva ídola.
Hay algunos aplausos cerrados y con pocas ganas entre las titulares. Claudia, también a un lado del escenario, aplaude fuerte y asiente para animarla. Coudert respira profundo y sube al escenario. Coge el micro.
“Buenas noches. ¿Qué quieren que les diga? Yo conozco a Jimena hace ya muchos años. Primero fuimos compañeras y amigas. Cómplices en este mismo campo de juego. Cada una en una portería diferente”.
“Luego la he visto viajar y realizarse por el mundo. Nunca le he escrito. No sabía qué contarle. Todo lo que me pasaba a mí me parecía poca cosa, y yo de su vida me enteraba por los periódicos. En lo único que siempre he sido mejor que ella es en la pesca”, dice en un intento de broma muy ensayada.
Entre el público hay algunas risas leves, sobre todo por piedad.
“Fueron años así. Ahora la vida nos ha dado otra oportunidad. Y ha sido difícil dirigir a una persona a la que admiro tanto. Aún seguimos trabajando en ello. Es una ganadora, y ha contagiado esa energía al resto del equipo”.
“Ahora es nuestro turno. Somos nosotras las que le transmitimos nuestra energía a Jimena. Que también la tenemos, y es contagiosa”.
Vivas, Zaramella, Fernández y las demás titulares empiezan a conmoverse por las palabras de Chari, que está cada vez más serena, como si al ir soltando todo lo que siente sobre el escenario fuera aliviando una carga.
“Puede sonar cursi para quien no conoce nuestra historia. En este club ganamos siempre, porque cuando sufrimos una derrota, compartimos el dolor entre todas, y ese bálsamo que nos endurece también nos une”.
“Esa certeza y la idea de cuidarnos entre nosotras es a lo que lo nos referimos cuando hablamos de familia elegida. Le deseo a todas las personas que están viendo esto desde sus casas una familia elegida como la nuestra”.
“Estamos obsesionadas con traer alegría a nuestras aficionadas. Sabemos que a cada partido ganado sumamos una aficionada más a nuestro equipo. Quizás una futura futbolista, compañera, familia elegida”.
“Las ganas de ganar tampoco vienen solo de nuestro ego, que lo tenemos. Eso es un estímulo importante, pero lo que sostiene esa voluntad es otra idea: el agradecimiento y la deuda que tenemos con este club”.
“Parte de ese agradecimiento es honrar nuestra historia. Y por eso, con el apoyo de la plataforma ElArea hemos preparado este especial en honor a nuestra más grande estrella, intentando resumir un poco nuestra historia”.
La historia juntas.
Coudert deja el escenario y comienza a sonar música pop de descarga gratuita. Se proyecta un vídeo en la pantalla que el escenario tiene de fondo.
Una placa pone: "Momentos inolvidables: la historia entre Jimena y el Trueno". Se proyecta un archivo de televisión de los años 2000: Valeria y Pilu, con 17 y 16 años, y la vieja equipación del Trueno en la terraza de un bar.
Sale un rótulo de telediario sobre la imagen: "El Trueno y la posibilidad de ser Campeón". Y luego comienzan a hablar las chicas.
“Bueno, a pocas horas del partido contra el Atlético”, dice Jimena, “queremos deciros que el grupo está muy animado, muy unido, y...”, no sabe cómo seguir. Mira a Pilu.
“Tenemos muchas ganas de jugar el partido, y bueno. Un saludo muy fuerte para las familias”, completa su amiga.
Nuevo archivo: En una mitad de la pantalla, Jimena, con 35 años, en la cocina de un chalet, a través de una webcam. En la otra, Alina, la verdadera periodista deportiva de este asunto, en Estudios centrales.
“Ayer por la tarde, cuando quedaste sola después de la euforia de los festejos, del alivio de la presión por salir campeonas. Con todo el esfuerzo que has puesto tú y tus compañeras. ¿Qué has hecho?”, pregunta Alina.
“Bueno, yo no vivo en la ciudad. Estoy cerca de Los estanques de la Dombes, que es un paraíso para pescadores. Así que, de regreso a casa, pillé a María Marta, mi gata”, dice Jimena.
“¿Tu gata se llama María Marta?”, pregunta Alina, desconcertada.
Hay risas en el público.
“Sí. Es por una cantante de boleros. Es la única mejor pescadora que yo”, responde Jimena, sonriendo. “Pillé a la gata, dos cañas, y la radio, y me fui a pescar. Me tiré la tarde entera sentada allí”.
“¿Y has sacado algo?”, pregunta Alina.
“Era mucho pedir que saliera algo grande, pero algo he sacado. Soy buena pescadora. Mejor que algunas viejas compañeras del Trueno”.
“¿Y eso te sirve para salir un poco de toda esta locura?”, pregunta Alina mientras señala una TV, detrás suyo, en el Estudio: hay imágenes de la celebración del campeonato que ha ganado en Francia con el Lyon.
“En situaciones así tengo que encontrar momentos de soledad para poder volver a poner los pies en la tierra”, dice Jimena.
“¿Y ahora, con quién pasas este momento? ¿Cómo te sientes?”
“Ahora estoy sola. Bueno, con María Marta. Esperando que venga mi madre. Y la verdad es que siento una paz muy difícil de explicar”.
“¿Este título te da fuerza para seguir jugando un tiempo más? Porque decías que quizás te retirabas”.
“Seguro. Hay que ver cómo está el físico. Pero tengo más ganas que nunca”.
Frente al escenario, el público vitorea. Zaramella coge el megáfono y hace sonar la alarma que lleva.
“Esto es del año pasado, cabezona”, le aclara Vivas.
“¿Para la selección estarás?”, sigue Alina.
“Si me llaman, allí estaré”, dice Jimena.
“¿Y qué hay de los rumores de regresar al Trueno?”.
El público en la ciudad deportiva se pone loco.
“De momento solo son rumores”, aclara Jimena.
“¿Pero es verdad que el presidente del Trueno viajó a Francia?”
“Eso parece”, responde Jimena sin poder ocultar la sonrisa.
El público también acompaña con risas.
Un nuevo fragmento de telediario: El Presidente y Jimena están sentados a la mesa de la sala de prensa. El rótulo esta vez pone: "El regreso de una ídola". Jimena habla con la mirada fija en el micrófono.
“Para mí, volver a este club es como volver a casa después de un largo viaje. Reencontrarme con mi familia. Con el recuerdo de la liga que hemos ganado juntas antes de partir. No puedo imaginar una mejor manera de retirarme”.
Las aficionadas que se han colado en la sala de prensa vitorean.
“Bueno, solo imagino una manera mejor. Y seguro que vosotras también”.
Las aficionadas estallan. “¡Jimena, Jimena, Jimena!”, cantan a los gritos.
Al ver ese fragmento, la Jimena que está aquí, en el campo de juego, fija la vista en su copa de cava. Sus piernas tiemblan de nuevo. Se lleva las manos a las rodillas para frenarlas.
Coudert, asomada por un lado del escenario, lo nota y se lleva las manos a la cintura, como cuando sabe que tiene razón y está ante la demostración.
En el fragmento de telediario, el Presidente le entrega a Jimena una camiseta del Trueno. Jimena enseña el dorsal con su nombre y el "10" a la prensa y las aficionadas. Titubean un poco, pero consiguen darse la mano.
El Presidente se acerca al micrófono: “¡Viva el Trueno, viva Jimena!”
Nuevo archivo de tv en la pantalla: Coudert está en el campo del Trueno frente a cámara al final de un partido: de fondo, varias de sus jugadoras marchan sudando rumbo al vestuario.
Coudert toma el micrófono que le extiende Alina y habla a cámara casi gritando porque la afición canta en las tribunas.
“Para mí es muy importante poner el grupo por sobre todas las cosas. Cada fin de semana es muy difícil elegir. Pero un grupo significa eso. Todavía no he aprendido y no sé si voy a aprender a no ser sentimental”.
“Yo tomo las decisiones con mucho dolor. Lo que estoy segura, es que tomo las decisiones que tengo que tomar. Era muy linda la ilusión de pensar que se nos iba a dar un título solo por la llegada de Jimena. Pero también era muy ingenuo, porque esta liga es cada vez más competitiva. Hay que seguir”.
En las mesas, titulares y juveniles corean: "Chari, Chari".
Coudert, a un lado del escenario seca sus lágrimas, el Presidente le da un par de palmadas en la espalda; Jimena, en la cabecera de la mesa, hace fuerza para no llorar: quiere seguir mostrándose distante con la entrenadora.
El misterio revelado.
La noche cae, las velas se van apagando y la gasolina de los generadores comienza a escasear. El show cierra con una sorpresa. Para mí es doble. Sobre el escenario, las juveniles cantan un bolero en coro.
“¡Ay, amor!, si yo pudiera abrazarte ahora.
Poder parar el tiempo en esta hora. Para que nunca tengas que partir...”
Jimena se pone en pie para aplaudir.
“¿Ese es tu favorito de María Marta?”, pregunta Fernández, a su lado.
Jimena asiente.
Si la estrella invitada fuera María Marta, la canción la hubiera cantado ella misma. Alina ya ha salido mucho en los archivos de vídeo. Su madre aquí no pinta nada. ¿Entonces, quién es?
También he descartado a Nina, la aficionada más famosa del club. La que ha creado la canción que da nombre al evento y a esta columna. Porque las aficionadas tienen poder sobre Jimena, pero respeto significa algo más, ¿no?
Algo me dice que se trata de alguien mayor que ella, una figura de autoridad, quizás un antiguo referente.
Dos Juveniles se acercan a Jimena: le cuelgan una medalla y le dan un ramo de flores. Jimena está confundida, pero halagada. La medalla pone: la ídola número uno del Trueno.
Algo frente a Jimena llama su atención: es Arias.
“¿Qué haces aquí?”, pregunta Jimena, desconcertada.
“Nos han prometido un bono. A las titulares”, responde Arias.
Jimena asiente, Arias le da un sobre.
“Yo no quiero bonos”, dice Jimena.
“Es una postal”, responde Arias, y señala el escenario con la mirada. “Disfrútalo”, dice, siempre hablándole como en una orden.
Jimena asiente, Arias busca su asiento.
Jimena abre el sobre: a un lado de la postal, una foto de Pilu en una laguna con un par de cañas; al otro, escrito a mano, "Aquí te espero, a ver si sacas algo".
En el escritorio del Estudio en el estadio tengo un monitor que me enseña lo que las quince cámaras transmiten en directo. Puedo ver el rostro de Jimena - seguramente desde la cámara de Andrea. El brillo vuelve a sus ojos.
Se encienden un par de luces de colores sobre el escenario. Machado le extiende el micrófono al Presidente.
“Ha llegado el momento de presentar a alguien muy especial para este club y para Jimena. Nos ha costado mucho trabajo traerla, pero nos complace mucho más presentar a la última entrenadora en ganar una liga para esta casa: Marina Voss”.
Me siento una pésima profesional por no haber contemplado antiguas entrenadoras de Jimena en mi lista de candidatas.
Marina Voss tiene 62 años, cabello blanco, lleva la equipación del club y hace su entrada al escenario atravesando una pantalla de papel en la que se proyecta el escudo del Trueno.
Aplaudimos todas. Todas nos ponemos de pie. Coudert resopla su angustia. El Presidente vuelve a darle una palmada en la espalda. Se hace una selfie con Voss dejando claramente fuera de la foto a Coudert.
Las titulares comienzan a corear su nombre, las aficionadas dejan de atender las mesas para unirse al coro. Jimena mira el escenario dura de encantamiento, como si estuviera ante la aparición de una virgen.
Si en esta fábula Jimena es el hijo pródigo y Coudert el padre misericordioso, Voss es una figura espiritual para las dos.
Voss rechaza el micrófono del Presidente y baja del escenario. Camina hacia Jimena y la aprieta en un abrazo.
“Estoy muy feliz de estar aquí”, dice Voss.
“No sabes lo feliz que estoy yo. ¿Cuántos años?”, pregunta Jimena.
Voss levanta los hombros.
“Pero esto recién empieza”, dice Voss con una sonrisa. “¡Ven!”
Voss toma la mano de Jimena y la conduce al campo de juego. A la tienda que han preparado para la entrevista con Jimena que debí haber hecho yo.
Las titulares, las juveniles y las aficionadas las siguen, dejando todo detrás. El Presidente, Machado y Coudert apuran el paso para no perderse de nada.
El cielo se va cubriendo de nubes negras eléctricas. La última en sumarse al resto de sus compañeras es Fernández, que cerca de la cámara de Andrea imita con la boca el sonido de una tormenta.
“El espíritu”, dice mirando al cielo.
Almendra Bernal.